Hoy más que nunca, se necesitan espacios en el trabajo en los cuales las personas se sientan seguras y protegidas. Tal vez las organizaciones, guiadas por un firme propósito de contribución humana, puedan dar un paso al frente y erigirse como ese espacio desde el cual cuidar a las personas. Cuidar a los suyos (trabajadores y clientes) pero también al entorno del que forman parte.

Cuidar unos de otros es un asunto urgente y más cuando la inercia en el día a día nos está empujando a un desgaste físico, mental y emocional.

Una forma efectiva de desarrollar esta capacidad de autocuidado y cuidado hacia los demás es a través de entrenar una mente más consciente. Mentes más atentas, flexibles, amables y eficaces que permita activar las capacidades individuales y las oportunidades colectivas. Una capacidad que nos permite no reaccionar a los acontecimientos, sino responder a ellos de una manera más efectiva y saludable.

Este es un entrenamiento en habilidades que va más allá del conocimiento y no caduca con el tiempo, mejorando el bienestar en el trabajo y la vida personal.

Para poder tomar mejores decisiones, tanto en el ámbito privado como en el de la empresa, hace falta tener una mente ordenada y calmada. Para eso, debemos hacer frente al estrés y la ansiedad ante las actividades cotidianas. Una de las técnicas más eficaces para lograrlo es el entrenamiento de la mente a través de mindfulness, impulsada en los últimos años por la neurociencia.